La oración Ignaciana

  • La oración es una disposición interna para descubrir la Presencia del Espíritu en nuestra vida y dejarnos conducir por Él, sabiendo que Dios nos guía hacia la vida plena desde la historia.
  • La oración hace uso de todos nuestros sentidos para descubrir y experimentar ese Amor Presente en todas las cosas.
  • A través de lo que vemos, oímos, olemos, tocamos y sentimos es como Dios se hace Presente en nuestro corazón y mueve nuestra voluntad.
  • No es un trabajo racional sino intelectual, es decir, de “leer dentro” cómo Dios mueve nuestra memoria, afecto y voluntad.
  • Para San Ignacio de Loyola Dios es como un trabajador que se esmera en construir un hogar digno para sus hijos e hijas.
  • Dios es alguien que “labora por mí en todas la cosas creadas” y la oración ignaciana se dirige a disponerme internamente para descubrir y experimentar el Amor del Padre que trabaja por mi plenitud.
  • San Ignacio propone una oración formal con tiempos específicos para alcanzar los frutos que se proponen y el examen de conciencia para atrapar los secretos que Dios nos entrega día con día.
  • Ambas propuestas buscan construir una actitud orante en toda mi vida, que me ayude a descubrir esa Presencia del Espíritu y son apoyos para dejarme conducir por Él.

 

 

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