Jesús puso en crisis lo “normal y natural ” en Israel

Parte del Artículo de Tony Catalá sj “DISCERNIR LA VIDA COTIDIANA”

Jesús percibe al Dios de Israel en su cercanía, no necesita pasar por las instituciones que cosifican a Dios como legitimador de un orden (ley) y regulador de los mecanismos de expiación de la culpa que provoca la infracción de dicho orden perdonando o anatematizando (templo).  Jesús percibe al Dios de los padres de Israel como Padre y Creador.  Esta cercanía inmediata no supone en Jesús una ausencia de radical alteridad con el Dios de su pueblo, para Jesús es el Padre “del cielo”.

La relación de Jesús con Dios en el contexto del judaísmo del siglo I es la negación de las mediaciones institucionales de la ley y del templo.  Esta relación no supone la manipulación de la Divinidad ni pérdida de identidad propia.  Jesús no queda fusionado y absorbido por la Divinidad, sino que encuentra su consistencia y la de la criaturas en Ella.  La inmediatez se entiende en cuanto que cambia radicalmente las mediaciones de acceso a Dios, ya no son instancias exteriores a las criaturas.

Al convertir las criaturas en mediación y ser criaturas “de Dios” la mediación termina en ellas.  No hay equivalencia e intercambiabilidad entre mediación ley-templo y la mediación criatura.  La criatura ya no es una alternativa de mediación a la ley y al templo.  No se cambia la criatura por la ley y el templo, sería cosificar a la criatura para convertirla en un “pretexto” para estar a bien con Dios, sino que la criatura se convierte en fin: “a mi me lo hicisteis”.  El intercambio seria aterrador: las criaturas de Dios convertidas en moneda de cambio para la salvación de aquellos que siempre necesitan acumular “méritos” ante un dios que no es gratuidad sino el “gran mercader”, el “gran contable” legitimador de tanto destrozo histórico pasado y presente.

 

La mediación siempre es interesada y se cobra intereses y se lleva comisiones.  La “riqueza” espiritual siempre ha entendido de contabilidad.  Gracias a ti Juan de la Cruz que nos enseñaste en la “noche oscura” a sospechar de la riqueza espiritual.

 

Este percibir a las criaturas como lugar, que no medio, inmediato para percibir a Dios, supone en Jesús que nunca las utiliza en su propio provecho.  Nunca cura y alivia sufrimiento para tener seguidores, no fomenta clientelismo, su itinerancia es pura des-instalación, no quiere reinos según el orden de este mundo que oprimen y pisan.  Al pasar en la percepción de las criaturas de medio a lugar, el acceso pasa por espacio y tiempo, pasa por modos de estar en la vida.

 

Este situarse de Jesús de cara al Dios de Israel percibido como “Abba” termina en la cruz.  La ejecución de Jesús en la Cruz es consecuencia histórica de su modo de vivir.  Al anular las mediaciones opresoras para la inmensa mayoría de los hijos y las hijas de Israel, en las que no cabe otra alternativa más que el sometimiento, ha “expuesto” su vida a la muerte (lo radicalmente opuesto al discernimiento es el sometimiento).  “Siendo hombre se ha hecho dios” y debe morir.

Jesús ha sub-vertido el orden, lo normal y natural querido por dios ha sido des-velado como opresor y estigmatizador para la inmensa mayoría de las criaturas de Israel.  Al no utilizar a las criaturas como causa de su propia justificación, al Buen Pastor las ovejas le importan y como le importan no las utiliza para ganar un salario ante un dios amo, Jesús no puede exponer delante de dios nada que no sea él mismo en su puro y total despojo.  La Cruz es la radicalización de una percepción de Dios que no exige méritos ni necesita mediadores interesados.  El abandono de los suyos es consecuencia de un seguimiento que no ha dado beneficios ni primeros puestos en el reino, ni tan siquiera la posibilidad de administrar las nuevas mediaciones alternativas que podían esperar de Jesús com un hacedor de milagros.

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