
Adán
ADÁN… Thomas Merton En el primer momento de su existencia, Adán inspiró el aire de una libertad infinitamente pura; una libertad que Dios vertió directamente en su alma al crearlo. Esta autodeterminación sobrenatural lo hizo capaz de una libertad igual, en cierto sentido, a la mismísima libertad de Dios. Era una libertad contingente, que dependía de su unión con el Espíritu que nos hace libres a todos. Pero aparte de esa condición única de consentir la unión espiritual perfecta, la libertad del hombre no tendría límites. En los horizontes prácticamente ilimitados de esta libertad espiritual que, desde el comienzo, impregnaba el propio




